Pasado el desahoguito de ayer, volvemos con la serie de posts sobre el tendón de Aquiles. Hoy el protagonista es René Descartes.
Descartes, fue el fenómeno que convirtió la duda en método, siendo la razón su brújula y el sofá de su casa un campo de batalla filosófico.
Si la mente fuera una app, Descartes hubiera sido el desarrollador que exige que todo funcione con lógica impecable… pero con el botón de “emociones” en modo avión. Porque él dudaba de todo: de los sentidos, del cuerpo, del mundo externo… hasta que solo le quedó la certeza de que estaba pensando.
Por tanto, su tendón de Aquiles fue su hiper-racionalidad y su obsesión por la certeza absoluta, las cuales le convirtieron en prisionero de su propia lógica.
Su visión del ser humano como “res cogitans” (cosa que piensa) dejó fuera a “res sentiens” (cosa que siente).
Y eso es como hacer terapia con una calculadora.
¿Conclusión? Pues si, pensar está bien, pero sentir también es existir.
¿Conclusión? Pues si, pensar está bien, pero sentir también es existir.
Y si bien es cierto que la duda puede ser útil, dejará de serlo si nos impide conectar con lo que somos, porque la razón sin emoción es como un GPS sin batería: muy preciso, pero incapaz de llevarnos a casa.
Cantaba Diego Martín aquello de que "vivir no es sólo respirar"... pues respira, siente, equivócate, reflexiona... Tienes derecho a existir sin tener que justificarte continuamente con una argumentación judicial.
Cantaba Diego Martín aquello de que "vivir no es sólo respirar"... pues respira, siente, equivócate, reflexiona... Tienes derecho a existir sin tener que justificarte continuamente con una argumentación judicial.
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