Hoy quiero compartir una reflexión sobre el comunicado de la Real Academia Nacional de Medicina en España, publicado con motivo del Día Mundial del Autismo el pasado 2 de abril: Comunicado sobre la condición de Autismo y su concienciación
En él, se propone un cambio en la forma de entender el autismo: dejar de verlo como un "trastorno" y empezar a reconocerlo como una "condición" diversa e inherente.
A primera vista, esto puede ser positivo.
Cambiar las palabras puede ayudar a reducir el estigma, alejando el autismo de la idea de enfermedad o discapacidad. También nos permite enfocarnos en la inclusión real: entender que no se trata de “corregir” a nadie, sino de adaptar los entornos para que todas las personas puedan desenvolverse con autonomía. Y, por supuesto, reconocer que dentro del espectro hay una gran diversidad de experiencias, talentos y dificultades.
Sin embargo, cambiar una palabra no es suficiente si detrás no hay medidas concretas…
Y aquí viene el problema: si el autismo deja de considerarse un trastorno sin una redefinición clara a nivel clínico y administrativo, muchas personas podrían perder acceso a diagnósticos y apoyos esenciales.
Es importante reconocer la diversidad autista, pero sin ignorar que algunas personas necesitan ayudas específicas para su desarrollo y bienestar. Si no se tiene esto en cuenta, la inclusión puede quedarse en una simple declaración vacía.
Porque, al final, ¿de qué sirve cambiar las etiquetas si los recursos siguen siendo insuficientes?
Las becas y ayudas tienen criterios poco claros, los servicios de Atención Temprana tienen listas de espera interminables, y la inclusión laboral sigue siendo una meta lejana.
Mientras no existan soluciones concretas, cualquier cambio terminológico será solo eso: palabras bonitas sin impacto real.
Si realmente queremos avanzar, necesitamos menos discursos y más acciones: formación para los profesionales, accesibilidad universal, educación adaptada, programas de empleo y atención médica especializada.
La verdadera inclusión no se logra únicamente cambiando el lenguaje, sino garantizando que cada persona tenga el apoyo que necesita para desarrollarse plenamente.
Es momento de pasar de los simbolismos a los hechos.

Comentarios
Publicar un comentario