En el ámbito de la Psicología se ha estudiado mucho las aportaciones de Skinner y sus ratones (quién nos hablaba de los refuerzos) o Jung y sus arquetipos; sin embargo, Carles Capdevila sin ser psicólogo, se convirtió en un referente en el mundo de la educación gracias a su enfoque humano, humorístico y profundamente sensato hablándonos de niños con mocos, padres con sueño y profesores con vocación.
Capdevila hablaba de educar con humor pero también con límites, con ternura, con coherencia…y su punto débil era el mismo que el de muchos padres, docentes, cuidadores y padres/madres: el miedo a no estar a la altura, a fallar, y a no saber cómo hacerlo bien.
¿Y qué podemos aprender de él?
Pues que a veces las obviedades hay que entonarlas en voz alta porque, efectivamente, educar no es controlar, sino acompañar y que los errores nunca son fracasos, sino parte del proceso de criar, enseñar y vivir.
Y lo más interesante: que el humor no es evasión, sino una excelente herramienta.
Capdevila decía que los niños no necesitan padres perfectos, sino padres presentes, y que los profesores no son superhéroes, sino personas que hacen magia con recursos limitados y paciencia infinita.
Así que si estás en crisis, si sientes que educar te supera, si dudas de tu capacidad como madre, padre, docente o guía… RESPIRA.
Capdevila decía que los niños no necesitan padres perfectos, sino padres presentes, y que los profesores no son superhéroes, sino personas que hacen magia con recursos limitados y paciencia infinita.
Así que si estás en crisis, si sientes que educar te supera, si dudas de tu capacidad como madre, padre, docente o guía… RESPIRA.
No hace falta que seas perfect@.
Basta con hacerlo con amor, con presencia y con alguna carcajada entre medias. Porque la verdadera pedagogía no está en ningún manual, sino en los vínculos.
¿Te ha gustado este post?
Estaré encantada de leer tus comentarios.

Comentarios
Publicar un comentario