¿Alguna vez te han dado las gracias y has sentido que te estaban regalando una bofetada envuelta en papel de regalo?
Bienvenido al fascinante mundo del fauxmerci, primo cínico del fauxpology y el hermano bastardo del “con todo el respeto”.
- En el trabajo cuando dices/escuchas un “Gracias por tu aportación, aunque no era lo que necesitábamos”…. (Traducción: “¿Por qué sigues hablando?”)
- En el ámbito familiar cuando entonas (o recibes) aquel “Gracias por tu consejo, mamá” y sucede exactamente todo lo contrario.
- En las redes sociales, cuando detrás de un “Gracias por tu comentario, me ha hecho reflexionar”, se esconde un rotundo “te he bloqueado mientras escribía esto”…Desde el punto de vista de la psicología, podríamos decir que es la herramienta más perfecta de regulación emocional: nos permite expresar desagrado sin romper del todo el contrato social y nos brinda la posibilidad de mantener la fachada de cortesía mientras soltamos una pequeña dosis de veneno emocional.
Puede resultar elegante, pasivo-agresivo y hasta ser socialmente aceptable.
Es el emoji de 🙏 usado como puñal o el “gracias” que no busca cerrar una conversación, sino dejarte con una ceja levantada en modo águila y una duda existencial.
Además, en una cultura donde la asertividad se confunde con agresividad y la amabilidad con sumisión, el fauxmerci es el comodín perfecto para decir “no me gustas” sin decir “¡QUE NO ME GUSTAS!”.
En resumen, es la herramienta de comunicación social que no sabías que realmente necesitabas para ser borde cuando quieres serlo pero no parecerlo (o al menos dejar la duda de si lo estabas siendo o no).
Así que la próxima vez que lo escuches, sonríe.
Estás presenciando una obra maestra del teatro social.
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Y sí, este gracias es de los buenos 😉

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