Todos hemos experimentado esa incómoda sensación de tener asuntos pendientes.
Son como espinas clavadas en nuestra mente, recordándonos constantemente su presencia y esta sensación que nos lleva a un estado de inquietud hasta que finalmente resolvemos lo pendiente, está estrechamente relacionada con lo que en psicología se conoce como el Efecto Zeigarnik.
El Efecto Zeigarnik fue descubierto por la psicóloga Bluma Zeigarnik en la década de 1920, cuando observó que los camareros recordaban mejor los pedidos que aún no habían sido servidos o pagados, en comparación con aquellos que ya se habían completado.
La conclusión fue que tendemos a recordar mejor las tareas inacabadas que las finalizadas. porque nuestro cerebro parece dar prioridad a la información sobre tareas inconclusas.
Relacionando este efecto con las relaciones personales, podemos comparar las tareas inacabadas con esas "espinitas clavadas" que a veces sentimos cuando no hemos cerrado un ciclo con alguien.
Ya sea una discusión sin resolver, un adiós que nunca se dijo o un sentimiento que no se expresó, estas situaciones inacabadas pueden permanecer en nuestra mente, impidiéndonos olvidar y, a veces, incluso avanzar.
Al igual que con las tareas pendientes, nuestro cerebro puede mantener activa la tensión emocional asociada con estas relaciones inconclusas llevándonos a rumiar sobre lo que podría haber sido diferente, a idealizar lo que perdimos o a esperar una oportunidad para resolver las cosas.
Y es un problema, porque de alguna manera, esta sensación nos mantiene atados al pasado, y al igual que las tareas inacabadas, pueden requerir un esfuerzo consciente para encontrar un cierre y liberarnos de esa tensión.
Reconocer y abordar nuestras "espinitas clavadas" es crucial para nuestra salud emocional y para poder avanzar con nuestras vidas.
Al encontrar maneras de dar cierre a estas relaciones inacabadas, podemos finalmente dejar ir y abrir espacio para nuevas experiencias y conexiones.
Y la receta, siempre es la misma:
• Reflexión y Aceptación: Tomarse un tiempo para reflexionar sobre la relación y aceptar que algunas cosas pueden quedar sin resolver.
• Expresión Emocional: Encontrar formas de expresar esos sentimientos no resueltos, ya sea a través de la escritura, el arte o la conversación con alguien de confianza.
• Redefinición: Cambiar la narrativa de la relación en nuestra mente, enfocándonos en lo que hemos aprendido y cómo hemos crecido desde entonces.
Todo ello, aderezado siempre con valentía, honestidad y firmeza.
Para terminar este post, os dedico una bonita canción de Antonio Orozco que habla muy bien del escozor que dejan las espinitas clavadas.
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