Seguramente, alguna vez te has encontrado en una situación en la que tenías que cumplir con una tarea o un proyecto en un plazo muy ajustado, o con unas condiciones muy exigentes. Y siendo así, tal vez te hayas sentido agobiad@, ansios@, frustrad@ o incluso bloquead@.
El trabajo bajo presión implica un aumento de la activación del sistema nervioso simpático, que se traduce en una mayor liberación de hormonas como la adrenalina y el cortisol, que elevan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y el nivel de glucosa en sangre.
Estas respuestas fisiológicas tienen una función adaptativa, ya que nos permiten estar alerta y responder rápidamente ante una amenaza o un desafío.
Sin embargo, cuando la presión se mantiene durante mucho tiempo o es muy intensa, puede tener efectos negativos sobre nuestro cerebro y nuestro cuerpo:
• Disminución de la actividad del sistema nervioso parasimpático, encargado de restablecer el equilibrio y la calma, lo que se traduce en una menor capacidad de relajación, recuperación y conciliación del sueño.
• Alteración de la función del hipocampo, estructura cerebral implicada en el aprendizaje y la memoria. El exceso de cortisol puede dañar las neuronas del hipocampo y dificultar la consolidación y el recuerdo de la información.
• Aumento de la actividad de la amígdala, otra estructura cerebral relacionada con las emociones y el miedo. El exceso de adrenalina puede sensibilizar la amígdala y provocar una mayor reacción emocional derivada de la ansiedad y el estrés.
• Reducción de la actividad del córtex prefrontal, área responsable del pensamiento racional, la planificación, la toma de decisiones y el control de impulsos. El exceso de estrés puede interferir con el funcionamiento del córtex prefrontal y afectar a la capacidad de concentración, creatividad, resolución de problemas y autocontrol.
Por todo ello, es importante aprender a gestionar estos momentos y sobre todo, a saber hacer pausas para descansar cuando sea necesario.
Dicen que los diamantes se forman bajo presión, pero el exceso de presión es sin duda el origen de muchos males.
Así que recuerda, el descanso no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en tu salud y en la calidad de tu trabajo.
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